¨ LOCA POR LAS
TELENOVELAS ¨
(Por Pedernera Macarena y Pesoa Camila)
Amalia de los Ángeles era una ama de casa de 36 años, felizmente
casada con Germán Pablo, como fruto de este matrimonio nacieron Laura Soledad y
Luís Fernando. Vivían en un departamento decorado con muy buen gusto, paredes
amarillas, sofás rojos, una lámpara de araña, muebles oscuros y alfombras muy
suaves.
Aunque era un hogar bellísimo, a Amalia de los Ángeles no le
gustaba realizar los quehaceres de la casa, prefería dejar todo para después,
le daba tedio.
Además, era una amante empedernida de las telenovelas. Por eso, pedía
que la llamaran por su nombre compuesto. Amaba pasar horas sentada en el gran
sofá rojo frente al televisor. Esa era su prioridad.
La pila de platos sucios del día anterior, el canasto repleto de
ropa para lavar, los pisos sucios; nada de esto la inquietaba, y nada era mas
importante que sus capítulos diarios de telenovelas. Porque no sólo miraba una,
sino todas. Ella, conocía cada uno de sus argumentos y hasta la biografía de lo
actores que interpretaban los personajes. Tal era su afán, que en ocasiones
(muy a menudo) olvidaba preparar el almuerzo para su familia. Esta era la única
circunstancia, además de ir al shopping de compras, por la cual Amalia de los
Ángeles aceptaría perder uno de sus tan anhelados capítulos. Corría hacia la
roticería, y compraba comida hecha, como por ejemplo pollo al horno con papas.
Al llegar de regreso a su casa, lo colocaba en una fuente y lo colocaba dentro
del horno, asegurándose de esconder bien el envoltorio y la factura de la
roticería, para luego desecharlos antes de que llegaran Germán Pablo Y sus hijos.
Su marido era un arquitecto, pasaba gran parte de su día
elaborando planos o supervisando construcciones que el mismo había diseñado.
Un día mientras realizaba las compras, Amalia de los Ángeles, cargaba los
carros del supermercado hasta no dar abasto, con los productos más caros, y
hasta innecesarios. Creía que era Doña
Bernarda de Iturvide, en la novela ¨ Triunfo del Amor ¨, con todo su dinero y
sus lujos, y que quienes estaban en el supermercado eran sus fans. La gente la
miraba extrañada cuando ella les oficia autógrafos o que se tomaran una foto con
ella.
Pero a la hora de pagar, al llegar al sector de cajas no tenia el
monto de dinero suficiente para llevar esos productos, así que solo tomaba unos
pocos y se excusaba diciendo que hacia olvidado su chequera en el carro (auto)
y que eso sólo era un vuelto para ella.
Al llegar a su hogar imaginaba que en los relieves del florero, en
el botón de encendido de la tele, en el visor del microondas, en los rincones y
en diversos lugares, había cámaras de filmación escondidas. Que registraban
todas las actividades que realizaba y las transmitía en la novela en la que
ella era la protagonista. Por esto estaba todo el día maquillada, y vestida formalmente. Hasta dormía con
atuendos ostentosos y maquilada como actriz de cine. Escuchaba una canción de
amor y simulaba que era un enamorado que le traía serenata a escondidas de su
esposo.
A Germán Pablo se le hacia casi imposible vivir en esta situación,
ya que esa ya no era la Amalia
que el había conocido. El la entendía, aunque sufría al notar la obsesión de su amada
Amalia, y el grado de locura que las aparentemente inocentes telenovelas le
habían provocado.
El intentaba en ocasiones seguirle el juego, para no hacerle mal,
ya que ella no entendía razones. Pero esto no era sano ni para el, ni para sus
hijos que no soportaban verla así. Luego de muchas dudas, y de pensarlo durante
meses, la familia de Amalia de los Ángeles decidió internarla en una institución
para personas con problemas psicológicos, ya que ella no era violenta, solo
estaba afectada por tantas horas de telenovelas.
Aunque la decisión fue dura y difícil, Amalia se sentía muy feliz
allí, ya que actuaba y e interpretaba todo tipo de guiones, y su público eran
las personas que estaban internas en esta institución al igual que ella, ellos
la admiraban y pedían que actúe. Gracias a que estuvo supervisada por los profesionales, Amalia, luego de un tiempo, se dio cuenta de que las novelas son solo novelas,
simple ficción, no parte de su vida…