Uno al ausentarse para ir al extranjero, encomendó su mujer a su suegra. Su mujer, tomó amores con otro y le dijo a su madre. Ésta condolida de su hija, la ayudó en aquel amor y convidando al amante se sentaron los tres a comer.
Mientras ellos comían, llega de improviso el marido y llama a la puerta. Se levanta la mujer, esconde al amante en la alcoba y luego abre la puerta al marido. El hombre en cuanto entró mandó a preparar la cama por que estaba muy cansado.
Turbada la mujer no sabía qué hacer. Pero la madre acudió diciéndole: “No te apresures hija, a preparar la cama, hasta que mostremos a tu marido la colcha que hemos hecho”. Y sacando una colcha, la vieja levantó cuanto pudo una de sus puntas y dio la otra a su hija para que la alzase.
Y así, el marido quedó burlado, mientras por detrás de la colcha extendida, escapó el amante oculto. Entonces, la madre dijo a la hija: “Tiende ya la colcha en la cama de tu marido que con tus manos y las mías están tejida”. El marido le dijo: “Y tu señora mía, ¿sabes hacer colcha tan bonita como esta?”. Ella replico: “¡ay hijo! Muchas como ésta, tengo yo tejidas”.
Irala Ricardo
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