La
risa es una reacción biológica de los seres humanos ante situaciones o momentos
de humor aunque, según estudios, está motivada por un estímulo cómico en la
minoría de las cosas.
Con
el paso del tiempo, las causas y motivos de risa fueron cambiando. Actualmente,
nos reímos “de vos” y no “con vos”; la vulgaridad y la desgracias ajena son los
principales fundamentos en los que se basan los medios de comunicación para
“hacer reír” a la sociedad.
Nos reímos
ante la desdicha del otro; pero también en situaciones alegres y felices, como
recordar viejas anécdotas con amigos.
Con
internet y la incorporación de las redes sociales a la vida del hombre, se incremento
(¿inconscientemente?) la burla hacia al otro, a través de comentarios ofensivos
y discriminatorios. Nos reímos de lo que lógicamente no nos tendría que causar
gracia, y como consecuencia nos convertimos en seres juzgadores y pretenciosos.
Los
programas de televisión estimulan la acción de “me rio de vos, no con vos”
mediante contenidos que a simple vista son ofensivas, pero si lo analizamos
detenidamente, encontramos que tienen un destinatario concreto.
Algunos
conductores famosos utilizan el humor y la risa para aliviar el agobio frene a
la realidad, además de criticar indirectamente
los políticos y gobiernos, un ejemplo muy claro, es el conductor Jorge
Lanata, quien con su humor negro cuestiona y contradice las acciones y
discursos el Estado, sobre todo los de la Presidente Cristina Kirchner.
Por
otro lado, están los que se burlan de una persona estando ellas presente; en esta
ocasión podemos tomar como modelo al programa de Marcelo Tinelli, donde
constantemente los participantes del certamen “Bailando por un sueño”, son humillados,
muchas veces con su consentimiento.
Nos
acostumbramos a reírnos de los demás. El problema surge cuando el punto de
burla somos nosotros mismos. Nos sentimos indignados, no le encontramos ninguna
gracia a lo que nos sucedió y es por eso, que nos cuestionamos. Ese es el
momento oportuno en el que debemos pensar en las veces en las que nos burlemos del
otro y reflexionar acerca de ello.
Según
la sociedad actual, lo que nos tiene que causar gracia son los chistes obscenos
(de connotación sexual y desvalorización del hombre y la mujer), del exhibicionismo
y de los comentarios racistas hacia los extranjeros. Por ejemplo, algunos
argentinos tienen la costumbre de burlarse de los españoles y sus costumbres.
En conclusión,
la risa es un gesto positivo, pero a la ve negativo, todo depende del momento y
el lugar. Es ofensivo y molesto reírnos de la desgracia y mala suerte de los
demás pero de todas formas lo hacemos, quizás inconscientemente, causando un
malestar en la otra persona. En cambio, si la risa es causada por algún motivo
verdaderamente cómico y alegre, la sensación es agradable, no solo para nosotros,
sino también para el otro, los medios de comunicación, nos estimulan para que
el punto de las burlas sea cualquier ser humano, menos nosotros.
Por
eso, debemos buscar otros puntos que nos diviertan, como los libros y textos
humorísticos son realmente buenas opciones para “aprender a reírnos” de lo que
en realidad es cómico.
Irala Ricardo
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