Una vez más
Don Quijote y Sancho Panza, decidieron
realizar otra aventura.
En cuanto
pasaron los días, acordaron sin que la criada y las sobrinas se enteraran.
Con un poco de dinero y con sus armas don
quijote, sobre su rocinante y sancho sobre su burro, partieron hacia el gran
Buenos Aires
En el camino, a quijote le dio sed y
decidieron parar en un kiosco para compraron una agua mineral.
El caballero y su escudero siguieron adelante,
hasta que se encontraron con dos chicos tratando de subir a un árbol
¡Mira!- dijo Don Quijote a Sancho- esos dos
pequeños intentar sacar el avión de juguete que esta atorado en una rama.
Ambos se ofrecieron a ayudar. Ocasión que
aprovecharon los niños para robarles sus
pertenencias.
Tristes después de andar un buen rato,
llegaron a la ciudad.
A lo lejos Don Quijote ve un
palo blanco enorme. Sancho le explica que es el obelisco.
Recorrieron
la casa rosada y hasta el cabildo que lo confundió con un castillo.
Mas tarde, ambos entraron a un Shopping y
pasaron en el cine viendo Titanic. Sancho se le paso llorando toda la película.
Pasaron toda
la noche en el local, luego de que cerraron todo, fueron a dormir en un negocio
de colchones.
Por la mañana fueron descubiertos por los
dueños y dos policías los sacaron del sitio a los empujones.
Finalmente, decidieron tomar un taxi y volver
a casa. Donde lo esperaba la criada
furiosa por volver a irse de la casa.
Soledad Morello
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