martes, 21 de mayo de 2013

Decir si, no siempre es bueno Gabriel Bravo

Decir si, no siempre es bueno En repetidas ocasiones por agradar o por no ofender a los demás, se comete el error de complacerlos diciendo a todo que “si”. Si esta actitud se repite en forma seguida puede dar a entender que cuesta poner límites. Esto no implica que se actúa con egoísmo, sino que es aprender a tener respeto por los gustos, las opiniones y los espacios de cada uno. Si siempre es uno el que cede, se hace necesario buscar la manera más apropiada de hablar sin enojos ni discusión. Al pedir algo es conveniente evaluar si el otro está en condiciones de satisfacernos. Hay personas que al momento de hacer valer su voluntad, su deseo, su intención que por no provocar el enojo de la otra, no pueden hacerlo y dejan atrás su real voluntad a fin de no quedar mal, invalidando un “no” diciendo “si” a pesar de sentirse mal por esa respuesta que contradice lo que realmente quieren. Hay quienes siempre dicen “si” a todo y jamás se niegan a lo que se les pide. Esto se puede decir que es un acto de generosidad pero a veces se trata de alguien con muy baja autoestima que lo hace por miedo al rechazo y teme decir “no”. Algo muy importante: uno vale tanto como los demás y lo que quiere y pretende también tiene valor. Para desarrollar la autoestima no se debe dejar de lado las propias necesidades para dar satisfacción a las de los demás.

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