La guerra y su otra cara

Vivir para contarlo
LA GUERRA Y SU OTRA CARA
Cesarina su esposa es la heroína ya que tuvo la “Gran Solución”

Esta historia comienza en plena guerra contra Bolivia, cuando miles de familias estaban expectantes del listado de clases que comunicaba el ejército diariamente. Liberato, vivía en un pueblo del Paraguay junto a su esposa Cesarina. Trabajaba en una ferretería a pocos metros de su hogar. La guerra ocupaba un segundo plano en su vida, hasta que un día, la carta de citación fue entregada en manos de su cónyuge. “Fue una situación desesperante- relata Cesarina- No sabía que hacer”. A partir de ese momento, los días siguiente fueron un calvario para Liberato.” Sentía mucho miedo- dice el hombre-, porque para ser sincero yo no sirvo para este tipo de eventos”. La situación empeoró cuando los estudios médicos indicaron que Liberato estaba apto para combatir. Al matrimonio no le quedo otra opción que pensar un plan para salvarle la vida al hombre. “Todo consistía en que alguien nos ayudara a fingir un accidente en el cual Liberato sea el protagonista.- declara Cesarina- Salvatore, nuestro repartidor de pan, fue cómplice”. El día en que se llevo a cabo lo planeado, Liberato se encontraba muy nervioso ya que, si algo salía mal, estaba en juego su participación en el conflicto contra Bolivia. “Fue una decisión muy difícil, pero al final accedí- contó Salvatore- Llevé al señor cerca de las vías del ferrocarril. Allí le pegué con un palo en la cabeza dejándolo inconsciente. Luego de un par de golpes, lo deje en el suelo e hice que una de las ruedas de la carreta pasaran por encima de su pierna”. Horas más tarde, Liberato fue encontrado y llevado al hospital, done lo declararon NO APTO para la guerra. “Por suerte, todo salió como lo esperábamos- cuenta alegremente Cesarina”. “Salvatore me salvó la vida, ahora es nuestro amigo íntimo. Nos ayudó, sin pedir nada a cambio”. Relata Liberato. La guerra se convirtió en la principal preocupación de este matrimonio, pero gracias a si ingenioso plan lograron “salvar” a Liberato.


Irala Ricardo