miércoles, 24 de octubre de 2012

Mi Viaje a la Semilla


Sabía que sólo faltaban semanas para terminar mis estudios secundarios pero… pero en lugar de eso sólo sentía que ese día se alejaba más, sin alguna explicación.
El dormir de mañana y despertar de noche era una sensación extraña aunque era lago que pasaba de largo a mis pensamientos.
Cada día, semana, mes y año pasaban. Una sensación olvidada, un conocimiento perdido. Los textos y libros se comenzaban a ver más largos y complejos.
Ya no me encontraba en secundario y la escuela cambiaba, con pinturas viejas y menos edificada, me veía distinto, nuevas personas volvían de los recuerdos en donde se encontrarían en un futuro.
Una situación desagradable, una operación de apendicitis con complicaciones que una vez había vivido, comenzaba a transformarse de sólo algo olvidado a algo tan real como lo fue antes.
Mi sobrinita que ahora se encontraba en una edad que no superaba la de los dos años se veía mucho mas pequeña y libre del uso de las palabras, que todos aprendemos con el tiempo.
Era curioso como mi hermana sin darse cuenta lograba el retorno de Martina, su hija, a su más mínima expresión.
Muchas personas e incluso mascotas volvían a lo que había sido su normal vida sin percatarse ni por un momento de que alguna vez hubiesen dejado de existir.
Respecto mío era todo distinto, mi perspectiva del mundo ya era diferente tanto físicamente como en mis pensamientos. En los recreos solamente estábamos preocupados de correr y divertirnos los unos con los otros por medio de juegos simples. La escuela, mucho mas pequeña y con cambios significativos seguía su curso inverso.
Los estudios, eran muy distintos, concordaban con mis conocimientos reducidos por el tiempo (que hacía correr los relojes en sentido inverso).
 Y así mi uniforme pasó del habitual al de un guardapolvo y luego cediéndole paso al de jardín donde ya todo lo vivido era solo una pregunta de ¿Cómo seré de grande?
Todo rastro de independencia comenzaba a esparcirse y la dependencia se hacía presente tanto como para comer solo una manzana o poder caminar sin ayuda.
Las cosas de las que hablaban los demás eran mas fácil de entender descifrando lo que decían sus rostros y el tono de sus voces, que tratando de entender palabras.
Y así mi preocupación principal llegó a ser solo la de dormir y ser alimentado por mi madre, hasta caer en el sueño del cual, de grandes, solo sabemos mediante libros y médicos.
Todo se volvía infinitamente mas grande mientras yo infinitamente mas pequeño hasta que finalmente llegué, no a un estado de muerte sino de posible vida ,el cual, sólo mi madre me supo dar.

ARIEL QUISPE.

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