Corría el año 1982 y un general decidió recuperar mediante una guerra las Islas Malvinas, luego de un siglo de colonización británica; sin ningún tipo de preparación, ni adiestramiento militar fueron embarcados hacia el sur de nuestra Nación, jóvenes de 18 años en adelante. Para tal atroz “hazaña” se convocaron a todas las fuerzas armadas.
La guerra iba afilando sus dientes a medida que los movimientos iban aumentando mediante el transcurso del viaje, pero contraataques de los británicos no permitieron que volvieran todos con vida.
En el lugar, las noches eran eternas. Los héroes del país eran los más nombrados en Argentina. La guerra tenía a niños asombrados. Los días eran grises atardeceres, con un sol sombrío. Boquitas de hambre tristes y rostros helados se notaban allí. Los jóvenes soldados sufrieron frío y hambre; las provisiones prometidas nunca habían llegado a ellos. Los soldados tenían menos de lo justo y necesario para defenderse.
Muchos se suicidaron, otros prefirieron ser matados por sus propios compañeros antes que por los británicos y el resto de la tropa continuó con la frente en alto para defender a su país.
La guerra, sal herida en la tierra aquella llegó sin previo aviso; hubo jóvenes que viajaron con la esperanza de volver a casa con sus familias y otros que entregaron su vida por el bienestar de una Nación unida.
Por el honor de estos héroes que cayeron en la guerra brindando servicio, continuemos con la esperanza de que algún día las Islas sean nuevamente argentinas.
Muy lindo, chicas. Hermoso lo que escribieron,más aún sabiendo que el papá de Maira es uno de nuestros Héroes de Malvinas. Felicitaciones a las dos y mis respetos al Sr. Gutiérrez.
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